La arquitectura es un arte mayor hecho para durar.
A diferencia de la moda o del diseño, que operan en ciclos más cortos, las obras arquitectónicas deben inscribirse en el tiempo, con proyectos que nieguen los efectos de moda y los atractivos pasajeros.
Reclamamos con este enfoque una arquitectura contemporánea, que utilice las técnicas y los materiales de hoy, pero consideramos que las experiencias y logros del pasado, y de la arquitectura moderna en particular, forman parte de los cimientos de nuestro enfoque. Se trata de continuar el avance de la larga historia de la arquitectura teniendo en cuenta los movimientos del pasado.
Uno de los objetivos de nuestro trabajo es el de lograr una cierta forma de evidencia que pueda generar emoción. Esta búsqueda de evidencia se lleva a cabo a través de un trabajo largo y riguroso de proyecto, donde cada componente debe resultar indispensable y solidario del conjunto. Nuestros proyectos son contextuales, singulares, están basados en el entorno, la orientación, el programa, la función, el uso que les será dado... Cada proyecto busca generar emoción, pero cada proyecto debe, ante todo, tener éxito en términos de uso, de estilo de vida y de placer...
La luz -reveladora del espacio-, la espacialidad y los detalles constructivos tienen en nuestra búsqueda un lugar privilegiado. La arquitectura es un poco como la acuarela: una búsqueda constante de control sobre la materia para que la luz pueda expresarse...
Las sensaciones y emociones llegan a menudo por medio de un contrapunto; entre opaco y transparente, pesado y ligero, suave y duro, arriba y abajo, dilatado y contraído.